Un arzobispo paquistaní describió el 29 de enero, en Westminster, el desgarrador sufrimiento de las familias cristianas tras los disturbios del año pasado, y subrayó la importancia del diálogo interreligioso.
En su intervención en un acto parlamentario organizado por la fundación católica Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), presidida por Lord Alton, de Liverpool, el Arzobispo de Lahore, Monseñor Sebastian Shaw, relató sus encuentros con personas traumatizadas que lo perdieron todo durante los disturbios de Jaranwala, en la provincia de Punyab.
El Arzobispo Shaw visitó Jaranwala después de que una turba de miles de personas arrasara iglesias y hogares cristianos el verano pasado. El Arzobispo explicó a los parlamentarios y a otras personas su conmoción al ver solo escombros y cenizas en el lugar de los hogares, con gente llorando desesperada por haber perdido todas sus posesiones.
La violencia estalló el 16 de agosto de 2023, después de que dos cristianos fueran acusados falsamente de profanar el Corán. Una turba de miles de personas incendió y saqueó 26 iglesias y unos 90 hogares cristianos, lo que llevó a la Conferencia Episcopal Católica de Pakistán a describir la serie de atrocidades como «la peor tragedia contra los cristianos» jamás ocurrida en el país.
El Arzobispo Shaw afirmó que «el miedo creado por la turba» sigue vivo en los corazones de los cristianos de Jaranwala y que la comunidad no se siente segura, tras haber presenciado cómo «la gente irrumpía en sus casas» y destruía todo lo que poseían. No obstante, expresó su gratitud al Primer Ministro interino de Pakistán, al Presidente del Tribunal Supremo, al Ministro Principal de Punjab, al Inspector General de Policía y al Jefe del Estado Mayor del Ejército por las medidas adoptadas tras la atrocidad, incluida la concesión de indemnizaciones a las víctimas.
Según un informe de la Comisión Nacional de Justicia y Paz (NCJP), de los 7.000 perpetradores estimados, solo unos 300 fueron arrestados por el vandalismo y el incendio provocado a finales de octubre pasado; al menos 100 de ellos fueron liberados. El Arzobispo dijo que había razones para creer que los ataques fueron planificados previamente, debido a su naturaleza coordinada y al uso de armas sofisticadas, productos químicos y otras herramientas, incluida una grúa. Agregó que la policía no respondió adecuadamente y «se podría haber hecho mucho más» antes de que la violencia se saliera de control.
Explicó que «los líderes musulmanes y cristianos celebraron una conferencia de prensa conjunta al día siguiente», y uno de los líderes musulmanes se disculpó, con lágrimas en los ojos, en nombre de las autoridades pakistaníes, por no proteger la minoría cristiana que constituye solo dos por ciento de la población del país.
Miembro del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, el Arzobispo Shaw enfatizó la importancia de los cristianos y musulmanes que trabajan juntos para promover una coexistencia pacífica. ACN proporcionó un paquete de ayuda para ayudar a 464 familias afectadas por la violencia, así como para apoyar la renovación de las iglesias incendiadas.