A pesar del horror causado por el terremoto que devastó amplias zonas del norte de Siria, hay signos de esperanza, especialmente en la forma en que los sirios se han unido en una muestra de unidad y solidaridad que no se veía desde antes de la Guerra Civil.

La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) aportará al menos medio millón de euros de ayuda inmediata a los cristianos de Siria tras el devastador terremoto que ha causado más de 20 mil muertos en ese país y en la vecina Turquía.

Dados los muchos años de guerra y el colapso económico de Siria, la organización ya tenía proyectos en marcha y socios sobre el terreno en ciudades como Alepo y Lattakia, que cuentan con considerables comunidades cristianas y se vieron gravemente afectadas por el seísmo. 

Según Xavier Stephen Bisits, jefe de la sección de Líbano y Siria de ACN, que viajó a Alepo inmediatamente después del seísmo, algunos de los proyectos de ayuda ya aprobados son a pequeña escala y están destinados a cubrir necesidades inmediatas y a corto plazo. «Estamos trabajando con los franciscanos de Lattakia, que están proporcionando mantas y alimentos a las familias desplazadas; los armenios ortodoxos de Alepo han preparado un proyecto para suministrar medicamentos a las familias desplazadas; el Instituto del Verbo Encarnado quiere colaborar con nosotros en un proyecto para las familias afectadas y también tenemos un proyecto con la sociedad San Vicente de Paúl para proporcionar cuidados de higiene personal a los ancianos, muchos de los cuales han optado por no salir de sus casas, y viven solos.»

El proyecto más importante, sin embargo, tiene que ver con ayudar a la gente a volver a sus casas lo antes posible. Para ello, sin embargo, es necesario que las casas sean inspeccionadas por ingenieros, para asegurarse de que no hay riesgo de derrumbe. 

Afortunadamente, según Xavier Stephen Bisits, las nueve iglesias cristianas presentes en Alepo mantienen una excelente relación de trabajo y ya han tomado la iniciativa en este sentido. «El miércoles por la noche el Sínodo de los obispos católicos se reunió en Alepo y reunió a un equipo de ingenieros que van a empezar a evaluar los daños en las casas de las familias cristianas, y el coste aproximado de cada uno, y esto es algo en lo que espero que ACN pueda ayudar, y esperamos poder hacerlo de forma muy profesional». Los obispos ortodoxos también se comprometieron y enviarán representantes o participarán en estas discusiones para asegurarnos de que nuestra ayuda incluye a toda la Iglesia».

Por último, ACN también está en contacto con el Comité Conjunto de Alepo, organismo que representa a todas las Iglesias, para ayudar a financiar un proyecto destinado a sufragar los gastos de alquiler de viviendas para las familias cuyos edificios sufrieron daños más importantes, o quedaron completamente destruidos, y que tendrán que esperar semanas, sino meses, para encontrar un nuevo hogar o mudarse al suyo propio, una vez restaurado. 

Una tragedia dentro de otra tragedia

El terremoto de Siria puede describirse mejor como una tragedia dentro de otra tragedia. Más de una década de guerra, junto con una pandemia y, más recientemente, una crisis financiera aplastante ya habían dejado a la población sumida en la desesperación. Para muchos, el terremoto fue la gota que colmó el vaso.

Sin embargo, también ha habido algunas consecuencias inesperadas, y algunos sirios dicen que están viendo manifestaciones de unidad y solidaridad que no se habían visto desde el comienzo de la guerra. 

«En general, la gente tiene miedo, pero está mostrando una solidaridad que no habíamos visto en 12 años en Siria. La gente se reúne, comparte y reza. Hay una iniciativa de oración por la unidad en todas las iglesias de Damasco, de otras provincias y de la diáspora. Sería el domingo a las 19.30 horas y en directo a través de las redes sociales», explica Marie Rose Diab, siria que trabaja para ACN en Damasco. 

Dada la dificultad de acceso de las organizaciones internacionales a Siria, gran parte de la ayuda parece dirigirse en estos momentos al ámbito local: Sirios que viven en la pobreza reúnen los recursos que pueden para ayudar a otros sirios. «Después de 12 años de guerra, la gente no había podido dar mucho, pero ahora toda la gente está donando para los desplazados», explica. 

Muchos de los que pudieron, abandonaron las ciudades más afectadas en dirección a otros lugares. El padre Fadi Azar, sacerdote católico de Lattakia, donde murieron ocho cristianos, se disponía a hacer precisamente eso tras el terremoto. «Al principio habíamos pensado en abandonar también Latakia, pero nos encontramos con muchas personas que habían acudido a nuestra parroquia, entre ellas muchas que no tenían coche, y habían venido a refugiarse en nuestra iglesia, así que decidimos quedarnos con ellos. Muchos jóvenes de nuestra parroquia nos han estado ayudando», explica. 

El sacerdote también ha visto signos de solidaridad entre la gente. «Nos conmovió profundamente que uno de los feligreses a los que solemos ayudar viniera hoy con algunos panes para ofrecer a los demás. Todos tenemos que ayudarnos en estos momentos», concluye.  

La ayuda también puede llegar en forma de oración, y el apoyo espiritual. «El viernes a las 19h tendremos una oración ecuménica en nuestra iglesia para consolar y animar a la gente, porque mucha gente está asustada, y también para consolarla, porque algunos han perdido amigos y familiares. Muchas personas necesitan asesoramiento, porque no saben qué hacer. Algunos tienen miedo y se han ido a Damasco, otros no saben adónde ir. Es un momento muy difícil. Mucha gente viene a preguntarme qué hacer. Intentamos acogerles, apoyarles y ayudarles», dice el padre Fadi.

ACN invita a todos sus amigos y benefactores a unirse al servicio ecuménico de oración que tendrá lugar el domingo 12 de febrero a las 19h30, hora de Damasco (16h30 hora centroeuropea). Puede hacerlo reuniéndose con sus amigos y familiares y siguiendo el servicio a través de la página de Facebook del Coro Al Farah.