Con motivo del Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia basados en la Religión o las Creencias, la fundación internacional Aid to the Church in Need (ACN), organización católica que apoya a los cristianos perseguidos y necesitados en más de 140 países, subraya siete puntos importantes que conviene recordar: 

 

    1. La falta de respuesta internacional a las innumerables células terroristas islámicas en África. El rápido crecimiento de los grupos militantes yihadistas en la región del Sahel y los países vecinos – también en el suroeste del continente- es uno de los asuntos más graves que afronta el mundo. En vista de la preocupación internacional por la miríada de conflictos geopolíticos de otros lugares, el cambio climático y las catástrofes medioambientales, ACN lamenta que las víctimas de la violencia por motivos religiosos en África sean demasiado a menudo olvidadas. 
    2. La amenaza a la libertad religiosa en la región del Sahel tiene graves consecuencias, y no sólo para los miembros de los grupos religiosos amenazados, sino también para el crecimiento y desarrollo de naciones enteras. Un ejemplo claro es el de Burkina Faso, donde la Iglesia católica ha tenido durante décadas un enorme impacto en la sociedad civil a través de su importante labor en los ámbitos del desarrollo social, la educación y la sanidad, pero donde actualmente es casi incapaz de llevar a cabo ninguna labor social, educativa, humanitaria o pastoral fuera de la capital. Cerca del 80% del país es inaccesible debido a la presencia de grupos yihadistas.
    3. Una espiral de violencia en Nigeria. El país con la mayor población de África está experimentando una escalada sin precedentes de una violencia de base religiosa; violencia que, según advierte ACN, podría ir a peor a menos que la comunidad internacional se una para abordarla y buscar soluciones. La lista de casos recientes de este tipo de violencia es interminable. En junio, más de 40 personas inocentes fueron masacradas en una iglesia católica, y sólo en lo que llevamos de 2022, al menos 18 sacerdotes fueron secuestrados,  cuatro de ellos, asesinados. En mayo, se produjo el asesinato de Deborah, una estudiante universitaria de Sokoto a la que sus compañeros apedrearon y prendieron fuego por haber enviado supuestamente mensajes ofensivos sobre Mahoma, y recientemente, unos terroristas lanzaron varios ataques contra Abuya, la capital. Aunque la violencia pueda estar motivada a veces por luchas por los recursos o por rivalidades étnicas,  la motivación religiosa de los ataques de los grupos extremistas es claramente un factor al alza.

 

  1. El preocupante aumento del uso de la violencia sexual contra los grupos religiosos minoritarios -incluidos secuestros,  matrimonios y conversiones forzados en países como Pakistán y Egipto- representa un problema grave y creciente que el mundo no debe ignorar. En su gran mayoría, las víctimas son niñas menores de edad.
  2. Un alarmante aumento de ataques religiosos en Iberoamérica encabezado por Nicaragua, donde en menos de cuatro años la Iglesia católica ha sufrido más de 190 ataques y profanaciones, incluidos el incendio provocado de la catedral de Managua, agresiones al clero, cierre de medios de comunicación católicos y expulsión de las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta. En países como México y Colombia, así como en Argentina y Chile, grupos extremistas intentan silenciar las voces de los líderes de la Iglesia y restringir la libre expresión pública de grupos religiosos.
  3. Imposición de nuevas y agresivas ideologías seculares. En ciertas democracias liberales, hay una creciente limitación de la expresión de las creencias religiosas en los espacios públicos, debido a actos de intolerancia y discriminación contra grupos religiosos -predominantemente cristianos- y a intentos de criminalizar las opiniones religiosas tradicionales cuando estas contradicen las nuevas y agresivas ideologías seculares.

Declaraciones del presidente ejecutivo de ACN, Thomas Heine-Geldern, en relación con el Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia basados en la Religión o las Creencias:

“No es necesario morir asesinado para ser una víctima; basta con que se restrinjan tus libertades básicas. Los cristianos de Malí, Níger, Nigeria y Burkina Faso -por nombrar sólo unos pocos- viven prácticamente en guetos y los que han quedado en sus aldeas practican su fe en la clandestinidad”, advierte Thomas Heine-Geldern, presidente ejecutivo de ACN. 

“La mayor tragedia es la indiferencia de tantos ante la persecución religiosa. No podemos permanecer callados ante esta situación”, declara Heine-Geldern.

“El 22 de agosto debemos recordar no sólo a los que perdieron la vida, sino también a todos los que son víctimas de discriminación y sufren las consecuencias inmediatas de la violencia, así como a los desplazados, a los que quedan traumatizados y a todos los secuestrados, incluidos aquellos cuyo paradero se desconoce hasta hoy”, afirma. “Además de dos sacerdotes de Burkina Faso y dos de Nigeria, más de diez sacerdotes permanecen desaparecidos en China, algunos desde hace meses o incluso años. No nos olvidemos de ellos”, pide Heine-Geldern.

“ACN insiste en la vital importancia del diálogo interreligioso para contrarrestar el fundamentalismo religioso y pide a los líderes religiosos, a los políticos y a los medios de comunicación que desempeñen un papel crucial en la construcción de comunidades centradas en la paz y la justicia. También pedimos a las organizaciones e instituciones internacionales que contribuyan a garantizar el derecho a la libertad religiosa”, declara el presidente ejecutivo.

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