Mientras la violencia yihadista se propaga cada vez más por África, la fundación internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) quiere llamar la atención sobre el incremento de la presencia terrorista en el norte de Benín desde noviembre de 2022.

Hasta ahora, los principales objetivos del yihadismo en el noroeste del continente habían sido Malí, Burkina Faso, Níger, Chad, Camerún y Nigeria.

Debido a la amenaza terrorista, la Iglesia en el norte de Benín también ve limitada su labor pastoral, destaca la fundación ACN, citando como ejemplo a las religiosas benedictinas del convento de «Notre Dame de l’Écoute» (Nuestra Señora de la Escucha), sito en la diócesis de Natitingou desde hace 17 años.

Con gran dolor y pesadumbre, este año las benedictinas se han visto obligadas a abandonar su convento por un periodo de tiempo indefinido y se han trasladado a Parakou, en Benín central. “Éramos conscientes de ser un objetivo prioritario, pues somos un grupo de siete religiosas con muchos factores en contra nuestro: somos extranjeras, blancas y mujeres”, explica la Hna. Ana, socia de proyectos de ACN.

Natitingou se encuentra a cien kilómetros de la frontera septentrional del país, donde limita con Burkina Faso. Ya a finales del año pasado, las religiosas habían sido advertidas del creciente riesgo de secuestro de extranjeros en la región.

La propagación de la violencia y la inseguridad obstaculizan el crecimiento de la joven diócesis de Natitingou, que está llena de vida y donde la evangelización comenzó en 1942, hace ochenta años. Benín mismo recibió a sus primeros misioneros hace 160 años. En la actualidad, un 25% de la población es católica.

 

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