Desde finales de 2021, el gobierno nigeriano ha estado informando sobre el desarme y la reinserción de miembros de la organización terrorista Boko Haram. En diversas operaciones, miles de insurgentes, incluidos combatientes, no combatientes y las familias de ambos, estarían deponiendo las armas en diferentes partes del estado Borno, en el noreste de Nigera. Sólo en la última semana, según un alto cargo militar nigeriano, 7.000 miembros de Boko Haram e ISWAP se habrían rendido.
Sin embargo, según informaciones recibidas por la fundación internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), Boko-Haram estaría trasladando su ámbito de operaciones a zonas más rurales de Nigeria y sobretodo a las regiones fronterizas de Camerún y el lago Chad.
En un informe recién enviado a ACN por los socios de proyectos de la fundación en Camerún, se denuncia que desde septiembre de 2021, Boko Haram ha perpetrado ataques regulares en Mutskar, una población en el norte de Camerún en la frontera con Nigeria. Estos ataques han devastado la vida de la parroquia y han frenado todas sus actividades pastorales. «Hoy la gente está llena de miedo y ansiedad», informa el párroco, cuyo nombre ACN quiere mantener anónimo por miedo a represalias.
En otro mensaje enviado la semana pasada, el sacerdote añade: «Hemos recibido otra visita – una de tantas – de miembros de Boko Haram. Consiguieron llegar a Oupaï, pasando por Douval. Mataron a dos personas, quemaron las casas y se llevaron ropa y animales. Desde mediados de febrero, cuatro de las siete zonas de la parroquia están paralizadas. Pensábamos que no podrían llegar a Oupaï porque está justo en la cima de una montaña, pero nos equivocamos”. El monte Oupaï, a 16 kilometros de Mokolo, tiene una altura de 1.494 metros de altura, en la region Extremo Norte de Camerún a muy pocos kilometros de la frontera con Nigeria.
“Ya son cinco los lugares afectados. Los pueblos de Bigdé, Douval y Vara están casi completamente vacíos», relata el sacerdote. La fuente informa así mismo que las células del grupo terrorista Boko Haram han cambiado también su modus operandi. «Antes entraban en las aldeas profiriendo escandalosamente gritos de guerra», explica. «Pero últimamente llegan con discreción, aprovechando la luna llena, para sorprender a la gente mientras duerme. Matan a los padres de familia y a los adolescentes, sobre todo a los varones. Luego saquean las propiedades de la familia y destruyen todo lo que no pueden llevarse».
Los asaltantes de Boko Haram parecen centrarse en los cereales, las cabras y las ovejas, las aves de corral y la vestimenta. Despojan a la gente de todo lo que necesita para vivir. La existencia en la zona era extremadamente precaria, en una zona donde la población pasa amenudo hambruna y gran escasez, pero ahora la población se ha visto obligada a un éxodo hacia aldeas más al norte, donde están expuestos a otro tipo de inseguridad. «Los que se quedan, se ven obligados a dormir fuera de sus míseras chozas, en el frío y en condiciones terribles», lamenta el sacerdote. El párroco pide oraciones y apoyo en la seguridad de su parroquia. «La situación es realmente preocupante. Contamos con sus oraciones y su apoyo», concluye.
ACN acaba de aprobar un proyecto de ayuda para un campo de refugiados víctimas de Boko Haram en Minawao, en la diócesis de Mokolo, en el extremo norte de Camerún. También acaba de recibir el aporte para la impresión de 2000 Biblias en mafa, el idioma local de 12 parroquias en la misma diócesis. Los fieles de Mokolo desean conocer mejor su fe y poder así afrontar las dificultades provocadas por su entorno musulmán, cada vez más radical.