ACN.- El cardenal Mario Zenari, Nuncio Apostólico de Siria, se ha reunido con Xavier Bisits, responsable de proyectos de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) en Siria, a quien ha mostrado su conmoción por la terrible situación tras el terremoto. «Después de visitar Alepo, Lattakia y Jableh, mi impresión puede resumirse así: He visto un mar de dolor», ha asegurado el purpurado.
Mons. Zenari, Bisits y otros socios de proyectos de ACN han hablado con víctimas del terremoto y con voluntarios que coordinan la ayuda en la ciudad de Lattakia, una de las más afectadas junto con Alepo por la catástrofe. El cardenal ha prometido apoyo y oraciones de la Iglesia católica, asegurando que el propio Papa Francisco ha enviado ayuda financiera para las labores de socorro en Siria.
El representante diplomático del Vaticano también visitó una mezquita local donde se reunieron hasta 2.000 personas en las primeras noches tras el terremoto, y que sigue albergando a entre 400 y 600 residentes de Lattakia. En esta ciudad, la pequeña comunidad cristiana ha perdido a ocho miembros por el terremoto. Centenares de cristianos se han quedado sin hogar y han tenido que buscar un refugio en parroquias y conventos. ACN les está proporcionando apoyo material, a través de los Franciscanos presentes en esta localidad y que están en el centro de los trabajos de ayuda.
Durante su visita a los religiosos franciscanos, Xavier Bisits se ha reunido con varios habitantes de la zona que siguen conmocionados por lo ocurrido. «Mucha gente está desesperada. Una mujer, que había sido desplazada de Alepo durante la guerra, me dijo que no quiere dinero, lo que quiere es empezar de nuevo su vida en otro país. Un chico de 15 años me dijo que sólo tenía un deseo: volver a vivir como antes de la guerra. Después de 12 años de guerra, Covid, sanciones y el hundimiento de la moneda, este último desastre es más de lo que mucha gente puede soportar», explica el responsable de ACN en Siria.
Varios edificios se derrumbaron en Lattakia, entre ellos uno en el norte de la ciudad en el que murió una familia de cristianos que había huido de Alepo debido a la guerra civil. «Los peores daños, sin embargo, parecen haberse producido en la vecina ciudad de Jableh, donde entre 20 y 30 edificios quedaron reducidos a escombros, incluyendo casos de varios edificios derrumbados en fila», añade.
A diferencia de Turquía, donde numerosos recursos materiales y humanos han llegado para hacer frente a la catástrofe, en Siria apenas se percibe la emergencia internacional. «Casi no hay señales de una respuesta internacional: los únicos voluntarios internacionales que he visto personalmente en Siria son de Líbano», asegura Bisits.
ACN ya ha aprobado una serie de proyectos para ayudar a la Iglesia de Siria a responder a esta crisis. La cantidad de ayuda inicial de 500.000 euros se destinará a proyectos de emergencia, pero la principal preocupación es conseguir que las casas sean inspeccionadas por ingenieros, para que la población pueda volver a sus hogares pronto y estén en un lugar seguro. ACN está trabajando con un comité de representantes de las Iglesias tanto de Alepo como de Lattakia para desarrollar una respuesta coordinada a la actual situación.