Regina Lynch ha regresado recientemente de Damasco, adonde acudió en representación de ‘Ayuda a la Iglesia que sufre’ (ACN) a una conferencia de la Iglesia católica, junto con otras organizaciones de ayuda que atienden a la población siria. La directora de proyectos de la fundación pontificia habla en la esta entrevista, de la situación actual de los cristianos en Siria, tras once años de una terrible guerra civil. Por Filipe d’Avillez.

Este mes se han cumplido once años de guerra en Siria, pero el aniversario no ha tenido mucha repercusión en los medios de comunicación…

Así es, actualmente es la guerra en Ucrania la que domina los titulares, nuestros colaboradores de proyectos en Siria también han expresado su preocupación por las víctimas y rezan por la paz. No obstante, también es cierto que el conflicto en Siria, que ahora se adentra en su duodécimo año, corre peligro de ser olvidado por los medios de comunicación. Afortunadamente, el santo padre sigue expresando su cercanía a la comunidad cristiana de ese país. Así, para la apertura de la reciente conferencia en Damasco “La Iglesia como casa de la caridad – sinodalidad y coordinación”, el Papa envió un mensaje a los cristianos: “No os hemos olvidado, la Iglesia sigue especialmente preocupada por vuestro bienestar, porque sois los protagonistas de la misión de Jesús en esa tierra”.

Regina Lynch hablando en la conferencia de Damasco.
Regina Lynch hablando en la conferencia de Damasco.

¿Tienen los líderes cristianos locales la esperanza de que la situación mejore algún día?

Como cristianos, debemos tener esperanza, y es nuestra fe la que nos la da. Es la fe la que impulsa la ayuda caritativa tan necesaria en una situación que no deja de empeorar. Especialmente, durante los meses más fríos del año, porque en muchas partes del país, las temperaturas caen bajo cero por la noche y al menos el 90% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, lo que significa que no tienen dinero para comprar combustible para la calefacción o para pagar la electricidad para añadir horas extra a las pocas que suministra la red. Yo creo que la asistencia de una delegación vaticana y muchas organizaciones caritativas no sirias a esta conferencia a pesar de todas las dificultades, incluidas carreteras bloqueadas por la nieve y la Covid, infunde esperanza en los líderes de la Iglesia y en los cristianos en general.

Sin embargo, la desesperación está muy extendida entre los cristianos sirios. Por eso nos alegra poder apoyar iniciativas dirigidas específicamente a dar ánimo a la gente en situaciones desesperadas. Por ejemplo, a través del Christian Hope Center (Centro Cristiano de Esperanza), en Damasco y Homs, financiamos proyectos para ayudar a la gente a reconstruir sus vidas tras la guerra. En todo el país, financiamos campamentos de verano para que los niños pobres estén más arraigados en la fe y encuentren alegría en circunstancias difíciles. Muchos cristianos tienen poca esperanza, pero la que aún albergan proviene de las iniciativas de la Iglesia.

¿Cómo ha afectado la guerra a la fe de los cristianos en Siria?

Muchos cristianos sirios han sufrido terribles traumas en los últimos once años. Han perdido a sus seres queridos, han sido testigos de una violencia extrema e incluso han sido amenazados de muerte por ser cristianos. Creo que la fe es el motivo por el que muchos han resistido. El año pasado visitamos a una mujer cuyo marido fue secuestrado -y probablemente asesinado- por extremistas islámicos en Malula, y que solo encuentra consuelo en la Iglesia y en la fe, y, en particular, en las religiosas que apoyan a su familia. Para muchos cristianos, la guerra ha tenido un efecto positivo en su fe y ha brindado a la Iglesia la oportunidad de -a pesar de los pesares – poner en práctica sus enseñanzas sobre la caridad y el perdón.

Es cierto que hay más jóvenes implicados en las actividades de la Iglesia que nunca: en los Boy Scouts, en los campamentos y en los eventos. Dada la pobreza y los retos de la vida ordinaria, reunirse con otros jóvenes en la iglesia se ha convertido en algo más habitual que antes. Al mismo tiempo, estos se plantean preguntas difíciles sobre la fe y su futuro. Después de tantos años de violencia, ¿dónde está Dios? ¿Está la Iglesia haciendo todo lo que puede para proteger el futuro de los jóvenes en el país? ¿Por qué esta guerra ha provocado la muerte de algunos de sus amigos, mientras la mayoría de los demás viven aparentemente satisfechos en Occidente? ¿Deben quedarse o deben irse? Estas pueden ser preguntas atormentadoras, por lo que queremos asegurarnos de que la Iglesia esté ahí para apoyar a los cristianos que lidian con ellas y con el trauma ocasionado por la última década.

En estos días se habla mucho de sanciones que, a menudo, se presentan como una alternativa a la guerra, pero que afectan gravemente a la población. A la vista del efecto a largo plazo de las sanciones en Siria, ¿qué opina usted?

Antes de que comenzara la guerra, en Siria los cristianos no dependían de ayuda extranjera; de hecho, contaban con organizaciones benéficas propias para ayudar a la población más pobre. Ahora es muy triste ver cómo un porcentaje tan grande de la población necesita urgentemente ayuda y, sin duda, en Siria las sanciones afectan a la gente de a pie. La inflación es galopante, por lo que ya no pueden financiar medicinas ni operaciones, ni comprar carne ni leche para sus hijos, ni siquiera el billete de autobús para ir a la escuela o a la universidad. Incluso los que tienen parientes en el extranjero no pueden recibir dinero debido a los embargos bancarios. La realidad es que la mayoría de las sanciones en Siria están perjudicando más que nada a la gente normal. Por eso, la Iglesia local se ha pronunciado enérgicamente contra ellas y nosotros coincidimos con ella.

¿Cuáles son las necesidades más acuciantes para las personas atendidas por organizaciones caritativas católicas en Siria?

Sigue urgiendo proporcionar ayuda de emergencia o de socorro para satisfacer las necesidades mencionadas anteriormente, pero también es importante centrarse en los jóvenes. Hay que reforzar su fe cristiana para que comprendan que tienen un papel que desempeñar en Siria, y también debemos ayudar a las jóvenes familias cristianas económica y espiritualmente.

¿Dichas organizaciones atienden solo a católicos o también a personas de otras religiones?

Cada organización tiene su propio carisma, que depende en cierta medida de la fuente de sus fondos, es decir sin son de caracter gubernamental o no gubernamental. ACN es una fundación católica con donantes principalmente católicos, y nuestros socios de proyectos en Siria son líderes de las Iglesias católica u ortodoxa que, a su vez, ayudan principalmente a sus propias comunidades para desarrollar las actividades pastorales de la Iglesia, pero también hay proyectos que benefician a musulmanes necesitados de ayuda.

Por ejemplo, en Siria muchas religiosas se centran en visitar a las familias y apoyar su fe, por lo que socorren sobre todo a los cristianos que conocen a través de su labor pastoral. Pero la Iglesia también tiene por ejemplo, escuelas católicas apoyadas por ACN donde muchos o la mayoría de los alumnos no son cristianos, sino musulmanes.

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