Desde el 20 de noviembre, el norte de Siria ha vuelto a ser diana de ataques por parte de Turquía, que está decidida a erradicar a los combatientes kurdos para, en palabras del presidente turco Recep Tayyip Erdogan, “proteger sus fronteras”. ACN ha entrevistado a Mons. Nidal Abdel Massih Thomas, vicario patriarcal de la Iglesia caldea en Al-Jazeera.
El patriarcado armenio católico acaba de pedir oraciones por el fin de las operaciones militares turcas contra objetivos kurdos en el norte de Siria. ¿Qué está ocurriendo exactamente?
Desde el 20 de noviembre, el Ejército turco viene atacando con drones a las fuerzas kurdas y a la industria de gas y petróleo en la línea de Al Malikiya y Rumaila hasta Ras al-Ayn. Como resultado, las infraestructuras (instalaciones de refinería de petróleo, eléctricas y gasolineras) están destruidas y completamente fuera de servicio. También han bombardeado algunos pueblos cerca de la frontera.
La operación turca dentro del territorio sirio (norte de Alepo y noreste de Siria) tiene en su punto de mira los emplazamientos de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), como reacción al atentado en la plaza Taksim de Estambul del 13 de noviembre (nota del editor: murieron seis personas y resultaron heridas más de ochenta).
¿Qué ciudades son el objetivo? ¿Quedan cristianos en esas zonas?
Sí, en Al Malikiya hay gran número de cristianos; en Amouda, una o dos familias; en Al-Darbasiyah, veinte familias; en Ras al-Ayn, diez familias; en Tal Tamer, 150 asirios… En resumen, un buen número de familias cristianas residen en cada una de las siguientes ciudades: Al Malikiya, Qamishli, Hasaka, Amuda, Tal Tamer y alrededores, y Al Qahtania. El mayor número de familias se encuentra en la ciudad de Qamishli, seguida de Hasaka, Al Malikiya y Al Qahtania.
¿También los civiles son objeto de estos ataques?
Ciertamente, porque los civiles son los que trabajan en esas instalaciones y viven en las casas de las proximidades. Muchos civiles han sido ingresados en los hospitales de Qamishli y Hasaka. También se han atacado zonas urbanas como, por ejemplo, la carretera civil que une Hasaka y Qamishli, los suburbios de la ciudad de Amouda, los suburbios de la ciudad de Al Malikiya y los barrios periféricos de la ciudad de Al Qahtania.
¿Cómo justifican las fuerzas turcas estas incursiones?
Turquía argumenta que con esta intervención, en una franja de treinta kilómetros de profundidad, protege su frontera con el norte de Siria. Además, las fuerzas turcas quieren impedir la creación de un Estado kurdo por parte del PKK, pues consideran que ello amenazaría al Estado turco y desde él se podrían planear atentados en Turquía.
¿Puede el Gobierno sirio reaccionar dado que se trata de una región autónoma gestionada por las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS)?
El Estado sirio quiere recuperar sus tierras, pero las fuerzas kurdas no respaldan estos esfuerzos. En varias ocasiones se ha llegado a un acuerdo por el cual las fuerzas kurdas se han retiraron, obedeciendo a Estados Unidos. El Estado sirio está dispuesto a proteger todas las zonas, y así el pasado domingo se informó por mediación rusa al comandante de las FDS, al mismo tiempo que se le pidió que se retirara de tres zonas (Tal Rifaat, Manbiy y Ayn al-Arab), pero todas las solicitudes presentadas por mediación rusa han sido rechazadas.
¿Cómo cree usted que va a evolucionar la situación en los próximos meses?
Erdogan ha dicho que la ofensiva terrestre comenzará lo antes posible, pero hasta el momento no ha sido así. Si los kurdos no se retiran de las tres zonas indicadas, hay muchas razones para creer que una incursión terrestre turca en el norte de Siria es inminente, dados los continuos bombardeos aéreos y de artillería.
Como consecuencia, la región está experimentando la mayor migración desde 2015, durante los años de la guerra de Siria. No sabemos lo que hará Turquía, así que sólo nos queda encomendarnos a Dios…