El párroco, Luis Francisco Morales Reyes, está a cargo de la parroquia de Siquinalá Escuintla, en el sur de Guatemala, que tiene poco más de 26.000 habitantes. Alrededor del 60% son católicos, mientras que la mayoría de los habitantes no católicos son miembros de sectas e iglesias pentecostales.
Para atender a los fieles, el párroco tiene que visitar aldeas situadas hasta a 36 kilómetros de distancia. Por desgracia, las condiciones de las carreteras son extremadamente malas. La zona de la parroquia está situada junto a un volcán, por lo que el terreno está lleno de piedras, rocas y coladas de lava solidificada. Además, muy pocas carreteras están asfaltadas, y cuando llueve y los ríos crecen, resulta casi imposible desplazarse, por lo que los trayectos duran muchas horas. Realmente se necesita un todoterreno.
El párroco, de 37 años, nos escribe: “La razón por la que pido un vehículo nuevo es que el nuestro está viejo y en muy mal estado. Ha recorrido casi 600.000 kilómetros y se avería con frecuencia. Los gastos de mantenimiento y reparación son elevados, por lo que, debido a la situación económica de la parroquia, nos vemos obligados a dedicar tiempo a recaudar fondos para las reparaciones, y ese tiempo se lo restamos al trabajo pastoral”. A menudo, el párroco tiene que pedir prestado un vehículo para poder visitar los pueblos, y es frecuente que tenga que ir a pie. Y es que, en esta parroquia, que es una de las más pobres de la diócesis de Escuintla, los fieles no pueden reunir el dinero necesario para este tipo de necesidades.
Nosotros hemos prometido 18.000 euros para un todoterreno para esta parroquia al pie de un volcán.